Ya
un gran filósofo de la educación, Carlos Cullen, nos advertía en su libro,
“Crítica a las razones de educar” acerca del
abordaje de las prácticas educativas a partir del juego. El tiempo del
aprendizaje es creativo, siembra incertidumbres, es un desafío que implica
poner el cuerpo, arriesgarse a cometer errores y a probar qué es lo que sucede.
Y es justo allí donde está la magia; en la búsqueda de alternativas para la
resolución de problemas, transitando diversos caminos, desandando estrategias y formas
útiles para el logro de aprendizajes que nos sean significativos, que nos dejen
una huella y que por sobre todo sean aplicables a otras situaciones de vida en
las que jugamos de otra manera.
Es en este marco de diálogo acerca de
las cuestiones vinculadas con la esfera educativa que nace el proyecto: “Hora
de juegos”. Nos pusimos en marcha para la construcción de un espacio de trabajo
colectivo, contando con la iniciativa del equipo directivo de la institución.
Así fue como las docentes de 1er. grado, junto con el equipo directivo,
demarcamos los objetivos de abordaje de este nuevo trayecto institucional.
Los
principios desde los cuales partimos se basan principalmente en el rol protagónico que
adquiere el niño en las dinámicas de juego, en el desarrollo de la
autoeducación vinculada a favorecer la autonomía, la libertad en la toma de
decisiones y la autodisciplina. Dichas capacidades se ponen en juego en un
ambiente cálido, estético y motivador, diseñado por las docentes a partir de un
marco estructurado que permite a los alumnos el acceso a distintos materiales
didácticos que favorecen tanto el trabajo individual como grupal.
El proyecto institucional “Hora de
jugar” está centrado en el desarrollo de las funciones intelectuales, motrices
y sensoriales, alentando a la espontaneidad del niño y brindándole
oportunidades para interactuar por medio de lo lúdico en instancias de
negociación y consenso colectivo acerca de las reglas construidas.